La estrategia es el cerebro de nuestro sello personal, si nos tenemos una estrategia, podemos acabar perdiendo batalla tras batalla.
La
palabra “estrategia” proviene de la palabra griega que se refiere a “dirección,
don de mando”. Como un buen general, las estrategias proveen una dirección
global para una iniciativa.
Una
estrategia es la manera de describir el cómo se van a hacer las cosas. Es menos
específica que un plan de acción (que le dice quién, qué y cuándo); en lugar de
eso, podríamos contestar, de manera general, a la pregunta “¿Cómo llegaremos
ahí desde aquí?” (¿Queremos ir en tren, en avión o caminando?)
Una
buena estrategia tomará en cuenta las barreras y recursos que existen (gente,
dinero, poder, materiales, etc.). También estará considerando la visión
general, misión y objetivos de la iniciativa. A menudo, una iniciativa
utilizará muchas estrategias distintas – proporcionando información,
incrementando el apoyo, removiendo barreras, previendo recursos, etc. – para
conseguir sus metas.
Los
objetivos delimitan las metas de una iniciativa – el éxito que le gustaría
mostrar al conseguir la visión y la misión – . En contraste, las estrategias
sugieren la trayectoria a seguir (y cómo moverse) en el camino al éxito. Esto
es, las estrategias le ayudan a determinar cómo va a realizar la visión y
objetivos a través del difícil mundo de la acción.
La
estrategia proporciona ciertos instrumentos que determinan la forma en que
vamos a gestionar las situaciones a corto, medio y largo plazo.
Pasar
a la acción sin una estrategia previa, sin unos objetivos, solo conseguiremos
que se “hagan las cosas” pero serán tan heterogéneas y divergentes que incluso
en algunas ocasiones se pueden anular entre sí por ir en direcciones opuestas.
Podemos
decir que igual que hemos incorporado a nuestras vidas herramientas como el GPS
que nos indican en donde estamos, la ruta más corta, la más rápida o la más
interesante, podemos crear nuestro sistema de posicionamiento estratégico que
nos ayude a llegar sin sobresaltos a
nuestro destino.
Identifiquémoslo
como una guía, es decir como un ordenador de abordo que nos indica la ruta y
nos ayuda a tomar decisiones. Cuanta más información tengamos y cuanto mas
correctos sean los datos con que lo alimentamos, mejores resultados podremos
obtener.
Constantemente
se producen cambios en el entorno o en el sistema en que operemos o en nosotros
mismos que nos empujan a hacer ajustes.
En
función del reto, alcanzar el objetivo es bueno, pero igual no es
imprescindible. Lo importante es el trayecto, la transformación. En el camino
se mejora, se registran lecciones aprendidas, se sustancian conclusiones, se
conocerá a gente y aún lo más importante la gente te va a conocer a ti. Empezar
un reto es como empezar una escalada. Habrá momentos de meseta y equilibrio y
se debe aprender a disfrutar y aprender en cada uno de ellos.
La
estrategia conlleva, al menos para conseguir el objetivo a tres acciones. 1.
Exigirse un modo de como hacerlo. 2. Crear un camino. 3. Asegurar ventajas
competitivas
“No llega
antes el que va más rápido sino el que sabe a donde va” Séneca
Criterios básicos a desarrollar
¿Ofrece
una dirección general? Una estrategia debe indicar la trayectoria general sin
dictar una dirección en particular.
¿Se
ajusta a los recursos y oportunidades? Una buena estrategia se beneficia de
recursos y bienes actuales, también aprovecha nuevas oportunidades.
¿Minimiza la resistencia y las barreras? Cuando las
iniciativas realizan cosas importantes, la resistencia (incluso la oposición)
es inevitable. Sin embargo, las estrategias necesitan no proporcionar una razón
para que los oponentes ataquen la iniciativa. Las buenas estrategias atraen
aliados y convencen a los oponentes.
¿Alcanza a aquellos afectados? Para tratar el problema, las
estrategias deben conectar la intervención con aquellos que serían beneficiados.
¿Hace
progresar la misión?
¿Cuándo debemos desarrollar estrategias?
Las
estrategias deben estar formadas siempre con antelación a adoptar las acciones,
en lugar de decidir cómo hacer algo después de hacerlo. Sin una idea clara del
cómo, las acciones de un grupo pueden perder tiempo y esfuerzo, y fallar en
beneficiarse de las oportunidades que van surgiendo. Las estrategias deben
también ser actualizadas periódicamente para conocer las necesidades del
ambiente que cambia, incluyendo nuevas oportunidades y oposiciones que surjan
contra los esfuerzos del grupo.
Por qué debemos diseñar una estrategia
Para
conseguir nuestro objetivo debemos diseñar y seguir un plan personal o
profesional que lo coordine todo.
La
estrategia nos orienta, ilumina el camino, previene dificultades y nos hace más
eficaces y eficientes.
Tomar
ventaja de recursos y aquellas oportunidades que surjan.
Responder
de manera efectiva a la resistencia y barreras.
Uso
del tiempo, energía y recursos mas eficiente.
Nos
ayuda a optimizar los recursos, evitar errores y catalizar el proceso.
Nos
permite das respuesta en lugar de reaccionar.
Nos
permite llegar de forma eficaz a quienes pueden proporcionar recursos
Nos
ayuda a definir las coordenadas en el “mapa” para tener la vida personal o
profesional deseada.
Nos
ayuda a optimizar esfuerzos, ser más eficaces y evitar errores.
¿Tienes un plan personal/profesional?
Un
plan es lo que realmente diferencia a las personas con éxito del resto.
Se
trata de utilizar la ciencia frente a la magia u otros métodos más o menos
esotéricos.
Todo
lo que eres hoy y todo lo que serás mañana es el resultado de las elecciones
que haces.
No
triunfan los mas listos, ni los mejor educados, sino los que tienen un plan, se
lo creen y actúan.
Si
no tenemos un plan, los resultados serán mediocres.
No
te seguirán si no creen que eres capaz de llevarles allí donde dices que vas.
Un
plan te permite dar respuesta en lugar de reaccionar.
Para
tener éxito, los demás deben percibirte como la opción preferente y para eso
debes tener un plan.
Tu
plan está afectado por múltiples interacciones. Es un modelo dinámico,
cambiante y no lineal
Para qué sirve un plan
Para
reducir la incertidumbre o incrementar la seguridad.
Para
tomar el control.
Si
no tienes un plan, acabaras cayendo en el plan de otro (o de otros)
Ya
de por sí, la implantación de la planificación es una decisión estratégica.
“Todo aquello
que no se planifica, es todo aquello que no se hace” Leitmotiv
La
misión es tu papel en tu visión del futuro.
Beneficio
que quieres proporcionar a tu entorno.
Existe
una necesidad humana básica de sentirnos útiles y de que estamos aportando a
los demás.
La
misión te ayuda a definir lo que quieres ser cuando “seas mayor”
Siempre
debes preguntarte, ¿encaja tu objetivo con tu misión?
¿Cual es tú visión?
No
basta con fijar un objetivo, debemos fijar en nuestra mente, el visualizar una
situación ideal.
Sin
una visión no es posible desarrollar una estrategia personal (ni de negocio
empresarial)
La
vida es más gratificante al avanzar con confianza y persistencia hacia una
visión atractiva.
Siempre
debes preguntarte, ¿encaja tu objetivo con tu visión?
“Liderazgo
es la capacidad de trasladar la visión a la realidad” Warren Bennis
¿Y tú que crees?
Un ingrediente esencial es la creencia
personal de que vas a lograr tus
objetivos.
Las condiciones externas de la vida de una persona
serán siempre reflejo de sus creencias internas.
Somos nosotros quienes creamos las normas que rigen
nuestra vida.
Su tu no crees en lo que haces, nadie más lo creerá.
“Tanto si piensas que puedes como si piensas que no
puedes, tienes razón” Henry Ford
Para qué sirven los objetivos
Nos
ayudan a enfocarnos, a reducir la dispersión y mejorar nuestra eficacia.
Genera
confianza en quienes nos conocen.
Los
objetivos te permiten definir tu futuro.
Si
haces las cosas con un propósito, eliminas pereza, miedo y otras barreras
mentales.
Cuando
sabes lo que quieres y lo expresas con claridad es más fácil que los demás te
ayuden.
Un
objetivo nos ayuda a gestionar el tiempo, al hacer las cosas que hay que hacer
y no otras.
Tener
objetivos no te hace perder oportunidades sino más bien al contrario. Te ayuda
a aprovecharlas.
Te
ayuda a dar un sentido global a lo que haces al ver más allá del momento
presente.
Te
permite controlar la dirección de tu plan o proyecto.
Por qué no nos fijamos metas
Pensamos
que no son importantes. No sabemos como hacerlo. Tememos fracasar.
Tememos
al rechazo. Si no lo conseguimos, pensarán que hemos fracasado.
Establecer
objetivos implica abandonar nuestra zona de confort.
Los
objetivos nos empujan hacia cosas con las que preferiríamos no tratar.
Por qué no conseguimos las metas
Carecemos
de una fuerte razón para pasar a la acción.
No
contamos con la participación ni colaboración de otras personas.
No
disfrutamos persiguiendo metas.
No
hemos definido ningún criterio de medición.
No
hemos ordenado nuestras prioridades.
No
pasamos a la acción.
No
sabemos trasladar los vagos propósitos en metas concretas.
No
sabemos visualizar el resultado deseado.
No
tenemos metas, ya para empezar.
Nos
falta confianza en nuestras capacidades.
Nos
mostramos impacientes por conseguir los resultados deseados.
Nuestras
metas entran en conflicto entre sí.
Nuestras
metas no están escritas.
Permitimos
que los demás nos aniquilen los sueños.
Tememos
los cambios.
Tenemos
demasiadas metas.
“A la larga, solo se alcanza aquello
a lo que se apunta. Por lo tanto, mejor que se apunte a algo elevado” Henry
David Thoreau
Insights
Transforma
creencias limitantes, visiona, planifica, confía en los demás, pasa a la acción
y ¡cree en ti mismo!
“La estrategia es cosa de
reflexión, la táctica es cosa de percepción” Max Euwe
Bibliografía
Apuntes de Branding Personal de Andrés Pérez Ortega