La tarea principal de un líder es crear
las condiciones ideales para que los miembros de su equipo saquen lo mejor de
si. La entrada en el mundo del trabajo de la última generación, los
Millennials, ha cambiado muchos de los parámetros establecidos en este
sentido.
En general, los nacidos después de 1980
aprueban y entienden menos la jerarquía que generaciones anteriores
y, en paralelo a la necesidad de estar todos más cerca de los clientes, las
organizaciones tienden a adoptar estructuras más horizontales.
Ser un líder para un millennial no significa necesariamente
ser un CEO, su definición es más abierta, menos jerárquica, quieren ser líderes
transformacionales que desafían e inspiran a otros y marcan una diferencia en
el mundo.
Para ellos las soft skills son clave
para el éxito.
Las generaciones anteriores que ahora
ocupan posiciones de liderazgo deberán adaptarse a estas nuevas
expectativas.
El liderazgo tiene que cambiar de piel
para obtener resultados, abandonar la rigidez estructural de la jerarquía y
orientarse más hacia el poder de la influencia y la capacidad de generar
confianza.
La influencia es moralmente neutral
(puede ser usada para bien o para mal), pero siempre involucra tanto las
relaciones como los resultados. Se puede influir sin ser un líder y se puede liderar
sin influir, pero no se puede ser un buen líder sin influir.
El liderazgo surge de la autoridad, la
influencia nace de la conexión. Si las personas se sienten conectadas, se abren
a la influencia de otros. El liderazgo no desaparece de hecho, todavía es más
necesario, pero se transforma y tiende hacia el modelo del liderazgo femenino,
en el que la influencia y el "soft power" se maximizan para obtener el máximo
rendimiento del equipo y de los individuos, involucrados en un proceso de toma
de decisiones que se vuelve compartido, dirigido, influido.
En el nuevo mundo VUCA (volátil,
incierto, complejo y ambiguo) será esencial dejar libertad, delegar y
colaborar, motivar a los empleados, creando sinergias dentro y fuera de la
empresa.
El liderazgo en este sentido requiere
cooperación con y entre los trabajadores. De acuerdo con una reciente encuesta de
Hays, el líder ideal debe ser un mentor (el 51% de los encuestados), una
referencia capaz de alentar e inspirar (47%), y ofrecer ayuda en el
crecimiento profesional (47%). Honestidad (44%) y experiencia (42%) son otros valores
requeridos. Así como la capacidad de escuchar y ofrecer feedback sin afectar
a la autonomía en la toma de decisiones.
Pasamos, sin abandonarlo, de un enfoque
dirigido a la competencia y la técnica, a la mayor puesta en valor de
cualidades tales como la empatía y la comunicación personal, con las que
influir en los demás y hacerlos converger hacia resultados y objetivos comunes.
La participación de los empleados
aumenta la productividad y tiene efectos positivos sobre el rendimiento y la
resiliencia de las personas y de las empresas, pero para mejorar la
productividad se tiene que actuar tanto sobre el manager, como sobre el
empleado.
Para realizar programas de mentoring eficaces
es necesario el compromiso real de los directivos y una aplicación constante y
a largo plazo de todos los departamentos. Es importante llevar a cabo un
análisis del clima de la empresa y, en base a los resultados, implementar
acciones de adaptación y programas de coaching y mentoring.
Un comportamiento demasiado autoritario
en contextos en los que operan los más jóvenes puede alimentar un clima
pesado y promover el estrés, el miedo y el agotamiento, lo que compromete la
motivación y el rendimiento.
Los líderes que quieren construir un
ambiente de equipo saludable, deben aprender a controlar menos e influir
más.
En una organización donde el control es
dominante
1. Las ideas del líder ganan siempre a
las ideas del equipo.
2. El equipo sigue, pero sólo por
necesidad (para cobrar a fin de mes o por secuestro en el proyecto).
3. El cambio ocurre por miedo e
intimidación, no por motivación y convicción. Lo que disminuye la cantidad y velocidad de los cambios.
4. Las personas son administradas en
lugar de lideradas.
5. Los miembros del equipo se sienten
poco apreciados y, a menudo, infravalorados, en lugar de
potenciados.
6. El compromiso es débil, el agotamiento
es frecuente.
En una organización donde la influencia es dominante:
1. El objetivo final es lo mejor para
la organización o para el equipo, no para el individuo.
2. El espíritu de equipo se desarrolla
a medida que crecen las relaciones y la confianza.
3. Seguidores y otros líderes son
atraídos hacia el equipo.
4. El reclutamiento y desarrollo del
liderazgo es un esfuerzo continuo.
5. El cambio se promueve a través del
deseo y la motivación, no por obligación. La velocidad y profundidad
de los cambios es mucho mayor.
6. La organización cuenta con los
recursos ampliados de un equipo formado por personas únicas.
7. Las personas se sienten empoderadas y
apreciadas.
“Cualquier
persona que haya ejercido una profunda influencia en otras personas, en
instituciones o en la sociedad, cualquier padre que haya tenido una influencia
intergeneracional, quien quiera que verdaderamente haya hecho un cambio para
bien o para mal: todos han tenido en común tres atributos: visión, disciplina y
pasión. Yo diría que estos tres atributos han gobernado el mundo desde el
principio” Stephen Covey
Con la influencia una persona puede
inspirar a otras a seguirle, a comprometerse con una visión compartida.
Este tipo de liderazgo no requiere necesariamente poder de posición, o
mejor dicho es mayor que el poder de la posición.
Las personas influyentes
combinan otros tipos de poder con sus habilidades para ganar estatus en un
grupo y cuanto más estatus tiene una persona, más influencia y liderazgo
puede ejercer.
Los mejores líderes poseen rasgos como la confiabilidad y
la capacidad de comunicación y los complementan con una autoridad legítima
y reconocida, que transforma los managers en líderes.
“Construye tu carácter. Tú puedes
modelar tu vida. El carácter es poder, es influencia, conquista amigos. Con el
carácter se obtienen liderazgo y apoyo” Swami Sivananda
Insight
Indudablemente
para ser un líder y alcanzar el éxito tendrás que inspirar a los demás,
motivarlos e influir en ellos.
La base de todo será el conocimiento de ti
mismo, de los demás y de aquello que quieres lograr; una vez que lo tengas,
podrás plantearte lo que requieres hacer tú y lo que necesitas que los demás
hagan para conseguir lo que deseas.
Muéstrales el por qué necesitas de su
trabajo y lo importante que es para ti y para ellos la realización de las
actividades planteadas, hazle ver que es tu aliado. Una vez que logres esto
seguramente tus resultados mejorarán notablemente e incluso superarán lo
esperado. Si trabajas en tu persona para ser un mejor líder podrás inspirar,
motivar e influir en las personas.
Bibliografía
Andres Raya