Hay personas que cuando se cruzan en nuestro camino nos
inspiran. Su presencia nos abre la mirada a otra forma de ver, su ejemplo nos
da la esperanza de que el cambio positivo es posible y sus palabras nos dan
fuerzas para no tirar la toalla.
En esos momentos, esa persona se ha convertido
en una fuente de inspiración que despierta nuestra creatividad para ser quienes
realmente somos y para atrevernos a decidir, hablar y actuar.
Dejamos de ser víctimas de nuestras circunstancias y pasamos
a ser responsables y creadores de nuestra realidad. Usted puede ser una de esas
personas que a su paso inspira a los demás.
Para conseguirlo necesitamos visión, compromiso e
inspiración, especialmente ahora que estamos presenciando cómo se desmorona el
sistema. Las estructuras económicas basadas en la codicia y el miedo ya no
funcionan. Estamos asistiendo a la necesidad imperante de poner fin al consumo
desorbitado, al individualismo irrespetuoso con el otro y con el medio
ambiente, a las culturas patriarcales y a la opresión de unos sobre otros.
Podemos centrarnos en las pérdidas que aparentemente hay, y
seguir siendo espectadores. O reconocer que está reventando el sistema basado
en la especulación y en una burbuja insostenible y que tenemos frente a
nosotros la oportunidad de reinventar la manera de liderar y de vivir nuestras
vidas siendo actores que inciden activamente en crear una realidad mejor.
"Para tener capacidad de respuesta creativa
y positiva es necesario equilibrar la acción con la reflexión y
meditación"
¿Qué valores sustentarán esta reinvención necesaria? La
generosidad, la solidaridad, el respeto y, sobre todo, el valor de la vida
humana. Además, necesitamos atrevimiento.
Debemos reinventarnos con visión y no
tanta planificación, ya que los planes de ayer ya no sirven para el mañana. Con
inspiración, ya que sin ella una ejecución pierde el impulso necesario para ser
efectiva. Con atrevimiento para superar el miedo, la inseguridad y la tendencia
al control que impera aún en muchos entornos y que nos impide aceptar y asumir
la responsabilidad del cambio.
Nuestra responsabilidad ante los cambios, observemos
nuestras respuestas. Si nos resistimos a aceptar el cambio es por nuestros
miedos. Podemos aferrarnos a nuestro estilo de vida, a nuestros privilegios, a
las ocho pes (posición, poder, propiedad, paga, privilegios, prestigio, persona
y puesto), que son como un río en constante movimiento. Vienen y se van y luego
aparecen otras que también se irán.
Si intentamos detener el fluir del río,
creamos una presa, se estanca el agua y provoca una presión que se va
acumulando en nuestro interior. Vivimos bajo la presión del tiempo, de las
fechas límite, de lo que hay que hacer, pero, sobre todo, la presión que nos
provoca el miedo a lo que pueda ocurrir.
Ante esta dinámica del comportamiento humano necesitamos
confianza, creatividad y coraje. Ir hacia el interior, saber reflexionar y
dejar de buscar culpables fuera. Aunque los hay, podemos asumir la responsabilidad
para con nosotros.
Una
labor importante a desarrollar por los líderes organizativos es generar
culturas en las que los miembros puedan explorar, experimentar, ampliar sus
capacidades, improvisar y adelantarse a las necesidades de los clientes antes
de que las formulen.
A estas culturas se les denomina con frecuencia
"culturas de aprendizaje apreciativo". El esfuerzo de innovación
exige un tipo de aprendizaje diferente que no sea un mero adaptarse a los retos
y resolver problemas.
Este tipo de aprendizaje se centra en imaginar posibilidades
e idear nuevas formas de mirar el mundo. La innovación exige estar dispuesto a
pensar de forma alternativa. Conlleva un enfoque apreciativo, la habilidad de
vislumbrar posibilidades radicales y la disposición para ir más allá de los
límites de los problemas.
Este enfoque se potencia con la indagación
apreciativa, un método de intervención en las comunidades, organizaciones y
grupos para descubrir en acción lo que les da vida, su núcleo positivo, sus
fortalezas y las aspiraciones colectivas y para diseñar e innovar lo que les
dará más vitalidad, mejorando la comunicación mediante los diálogos
apreciativos.
La Madre Teresa de Calcuta se dirigió así a un grupo de
directivos en un congreso internacional de managements sobre
la arquitectura del cambio en San Francisco: "¿Queréis que haya cambio?
¿Queréis que vuestra gente cambie? ¿Les conocéis? ¿Les amáis? Si no conocéis
profundamente a vuestra gente no habrá entendimiento entre vosotros, y sin
entendimiento no habrá confianza. ¿Amáis a vuestra gente? ¿Hay amor en lo que
hacéis? Si no hay amor en vosotros no habrá poder ni fortaleza en vuestra
gente. Si no hay fortaleza no hay pasión. Sin fortaleza ni pasión nadie se
arriesgará. Y sin asumir riesgos nada cambiará".
Para conocer a nuestra gente tenemos que conocernos a
nosotros mismos. Para tener una buena relación con los demás hemos de tener una
buena relación con nosotros mismos.
Cuando lideramos desde la confianza abrimos e impulsamos la
creatividad y la innovación. Innovamos utilizando nuestra capacidad de imaginar
nuevas posibilidades y de generar nuevas propuestas ante estímulos familiares.
Creamos espacios de confianza permitiendo que las personas
asuman riesgos, que no tengan miedo a equivocarse, que se atrevan a tener
iniciativa sabiendo que serán apoyados. Cuando logramos liderar nuestra vida
así, inspiramos un movimiento creativo y transformador a nuestro alrededor y en
los demás.
"La mente es inteligente, pero la
inteligencia está afectada de locura e insensatez" (Ekhart Tolle)
Los grandes valores fundamentales que dan sentido y
contenido a nuestra vida no dependen de nuestros privilegios, posesiones, roles
ni propiedades. Dependerán de nuestra inteligencia, de nuestra conciencia y de
ser coherentes e íntegros, de actuar alineados con lo que pensamos y decimos.
Debemos aprender a soltar, a no agarrar, a dejar fluir, eso
es vivir sin resistencias, siendo creadores de cambios constructivos que
provocan mejoras y amplían nuestros horizontes. Para tener esta capacidad de
respuesta creativa y positiva es necesario equilibrar la acción con la
introversión, el silencio, la reflexión y la meditación. Así iniciamos el
camino del autoliderazgo.
No podemos ejercer un verdadero liderazgo sobre los
demás si no somos capaces de liderar nuestra propia mente, emociones y mundo
interior.
Una mente al servicio de la locura no puede servir más que
para la destrucción. Para que el barco llegue a su destino, el agua debe
permanecer fuera del barco. Para que nuestras mentes puedan servir, la
atmósfera del mundo debe permanecer fuera de nuestras mentes.
Que no ocurra que la atmósfera circundante penetre en el
barco de nuestra mente, sino lo contrario, que las vibraciones de una mente
positiva y limpia influyan en nuestro entorno, fortaleciendo a los que viven en
el mundo.
Para tener una mente capaz de sanar el mundo, primero tenemos que
sanarnos a nosotros mismos, cultivando poderes sanadores como la esperanza, la
armonía, la compasión, el compromiso, el perdón, la tolerancia y el respeto.
Líder Servidor
"Solo un servidor fiel puede ser un líder
verdadero" (Alan Axelrod)
Un líder es el arquitecto creador de cambios y que señala la
dirección con sentido. Su liderazgo está siempre al servicio de la empresa, la
organización, la comunidad, el pueblo. Debe ser capaz de ver más allá de sus
necesidades personales para servir también a las necesidades de la organización
o comunidad de la que forma parte.
La avaricia como motor del capitalismo no puede sustentar
una empresa, un pueblo ni un país por mucho más tiempo. Se requiere una visión
más amplia, que reconozca la necesidad de la justicia social y de la
prosperidad para todos.
El liderazgo servidor no solo es un liderazgo ético,
sino que es un motor necesario para un capitalismo sostenible. Así como el
liderazgo verdadero es servicio, el servicio verdadero es liderazgo. El líder
servidor puede siempre ofrecer servicio. Al ofrecerlo recibe beneficio creando,
guiando y nutriendo a aquellos a quienes sirve. Lo que da lo recibe
multiplicado.
Insight
Necesitamos líderes
de otra pasta. Con visiones amplias y capaces de sacar lo mejor de cada uno.
Apliquémonos el cuento todos, con atrevimiento y con responsabilidad.
Bibliografía
Miriam Subirana