sábado, 1 de agosto de 2020

¡Lidera Tu Inspiración Para Inspirar! (XVI)







Los líderes inspiradores imaginan un futuro excitante, altamente atractivo para su organización.

Tienen visiones y sueños sobre lo que puede ser.

Tienen una absoluta y total confianza personal en esos sueños y en sus habilidades para hacer que sucedan cosas extraordinarias.

Cada organización, cada movimiento social, empieza con un sueño.
Los líderes inspiradores miran sobre el horizonte del tiempo, imaginando las atractivas oportunidades que les esperan una vez ellos y sus seguidores hayan llegado a su lugar de destino.

Los líderes inspiradores tienen un deseo de lograr que algo suceda, cambiar como son las cosas, crear algo que nadie ha creado antes.

De alguna forma, los líderes inspiradores viven su vida hacia atrás.

Ven imágenes con los ojos de su mente acerca de cómo serán los resultados incluso antes de que hayan empezado su proyecto, de la misma forma que un arquitecto dibuja un plano o un ingeniero construye un modelo.

Su clara imagen del futuro les impulsa hacia adelante.

Sin embargo, una visión vista solo por un líder es insuficiente para crear un movimiento organizado o un cambio significativo en una compañía. Una persona sin seguidores no es un líder, y la gente no sigue hasta que ellos aceptan una visión como propia.

Los líderes no pueden ordenar el compromiso; tan solo pueden inspirarlo. Los líderes consiguen el apoyo de los demás gracias a una visión común.

Los grandes líderes enseñan con el ejemplo.

En la vida nos topamos con personajes claves, que nos inspiran y encienden esa chispa que necesitamos para vivir con propósito, ellos, conscientes o no, son nuestros guías.

De pequeños, vamos imitando a nuestros papás o hermanos. En la escuela, el amiguito travieso o el que todo lo sabe, nos resulta interesantes y queremos hacer las mismas actividades que él.

Todos tuvimos un profesor en la universidad o el colegio que admiramos y quisimos copiar. Estos personajes son nuestros líderes, porque su ejemplo nos tocó en lo más profundo y, para bien o para mal, hemos querido replicarlo.

Cuando somos parte de un equipo de trabajo aprendemos a trabajar sumando acciones, aprendemos que si dividimos el trabajo los resultados se multiplican.

Aprendemos a identificar al líder, al que tiene la habilidad de enseñarnos y guiarnos para lograr nuestros objetivos y lo seguimos en ese proceso.

Puede suceder que encontremos grupos dirigidos por personas sin cualidades de líderes, que logran su posición por las circunstancias y no por méritos de liderazgo.

Sin embargo, siempre hay oportunidad de mejorar, por ello, es el objetivo de esta nota resaltar las características que hacen de una persona un verdadero líder, para iluminar a quienes están en la ocasión de dirigir, y no saben cómo hacerlo, o para quienes desean ser inspiración en su entorno.

“Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y a ser mejores; eres un líder”. – Jack Welch

Los líderes más inspiradores son aquellos que surgen con la visión de servir y no con la de ser servidos.

Si nos fijamos en personajes influyentes de la historia como Martin Luther King y Gandhi, vemos que sus mensajes y acciones estuvieron orientados al servicio de sus comunidades y al bien común, ellos predicaron desde el ejemplo.

El ejemplo es parte fundamental del liderazgo. Si una conducta efectiva logra conectar con algunos más dentro de la empresa, surge el efecto de la duplicidad, multiplicando los resultados para la organización.

El principio de la duplicación es muy conocido en empresas de multinivel, donde se fomenta el desarrollo de disciplinas que sean fáciles de replicar por los reclutados, la clave está en que la gente quiera hacer lo que el líder hace y no lo que dice.

Mientras más se dupliquen las acciones, más crece la empresa.

Por lo general, la gente siempre querrá seguir a quien le causa una buena impresión y pueda verse en ese espejo, aún más si el ejemplo es sencillo y puede replicarse en pocos pasos.

Por ello, es importante que el líder sea congruente en pensamientos, palabras y acciones para lograr empatía con otros.

Un buen líder necesita personalidad, carisma, dedicación y experiencia. El liderazgo no sólo se ejerce cuando se tiene una posición alta dentro de la organización.

Líder es quien transmite seguridad, apoyo, conocimiento, pone el ejemplo y reconoce los logros de otros.

Un buen líder constantemente se está preparando, leyendo y se compromete a ayudar y servir.

Genera empatía porque trabaja con un objetivo claro y reconociendo los aportes que cada miembro del equipo ofrece, sin importar la posición o el estatus dentro de la empresa.

Un buen líder consigue herramientas para hacer trascender a su equipo. A través de las palabras y hechos premia los logros de todo el personal, motivando y creando atmósfera de confianza y prosperidad.

Un buen líder crea circunstancias para que la creatividad florezca.

La comunicación es la base de un buen liderazgo, por lo que un buen líder, siempre sabrá escuchar, interpretar y hablarle a su equipo para potenciar sus habilidades en función de los objetivos y resultados deseados.

El liderazgo que realmente están necesitando las organizaciones es precisamente el que viene del líder comprometido, con vocación y pasión, del líder que motiva y adoctrina con sus acciones.

“Dar ejemplo no es la principal forma de influir en los demás; es la única” – Albert Einstein.

Cuando hablamos de liderazgo hablamos de algo de vital importancia para maximizar la productividad, crear una cultura de empresa en positivo y mejorar la motivación de nuestros equipos.

Normalmente entendemos que un líder no se tiene que enfrentar solo a los problemas, sino que debe conseguir organizar a su equipo para hacerlo conjuntamente.

En la gestión de equipos de trabajo es fundamental que las personas adecuadas adquieran roles de liderazgo. Ellos tendrán que ser los encargados de inspirar, ¡si, de inspirar!, a sus compañeros, por eso busca entre tus equipos a aquellos que tengan visión, sean optimistas y posean buenas habilidades comunicativas.

Pero ¿podemos convertirnos nosotros mismos en buenos lideres capaces de inspirar a nuestros compañeros?

Definitivamente creemos que si, y en nuestro día a día lo comprobamos con enorme alegría. Aquí te dejamos algunos tips para que te examines y veas como puedes mejorar hacia ello:

• Escuchar antes de hablar: No podremos entender a nuestro equipo si no lo dejamos hablar, lo mismo ocurre con clientes o proveedores. Un buen líder escucha y entiende los problemas antes de dar consejos o respuestas.

• Mostrar empatía: La empatía es sentirse en la realidad de la otra persona. Un buen líder tiene que ser capaz de ponerse en los zapatos de los otros para entender todos los prismas de un conflicto y solventarlo de la mejor manera posible.

 Mostrar confianza en el equipo: Si aparece la desconfianza no habrá capacidad para por ejemplo delegar, algo que hay que saber hacer por salud grupal e individual. Y esto al fin y al cabo es dotar de herramientas y soporte a tu equipo para realizar un gran trabajo. Si tu no confías en tu equipo, éste tampoco confiará en ti. ¿Obvio no?.

 Explicar los “¿por qué?”: Un buen líder tiene que asignar tareas y objetivos a su equipo, pero también tiene que explicar por qué esas tareas y objetivos son importantes para el desarrollo de la empresa. No se hacen las cosas simplemente porque el líder así lo quiera, sino porque hay una explicación razonada que las avala. El “¿por qué?” es muy útil para que el equipo se sienta más valorado e integrado en el proyecto.


Insight

¿A qué tipo de personas sigues y admiras? ¿Qué tipo de líder eres tú? ¿Estás consciente que tu caminar es ejemplo para otros? ¿Qué ejemplo quieres dar?

Bibliografía

Ana Iriza
Chema Flores
Josep Cussó

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