El management es la
actividad de organización y coordinación de las actividades de una empresa para
lograr sus objetivos definidos; suponiendo, para muchos, un factor de la
empresa al mismo nivel como la tecnología o el capital, por ejemplo.
El liderazgo, sin
embargo, es un proceso de influencia social del manager que motiva, compromete
y maximiza los esfuerzos de otros, —en especial, de los colaboradores—, hacia
el logro de los objetivos de las organizaciones. Un líder es, —como ya he
definido en bastantes ocasiones—, aquel manager que consigue resultados
excelentes, con unos procesos eficaces y promoviendo el compromiso positivo de
los colaboradores. En este caso, la gestión y la motivación de los
colaboradores es la clave diferencial y superior de la eficacia de las
organizaciones.
Como sabemos son
muchos los rasgos que un mando o directivo tiene que tener para ser un buen
líder. El líder ha de destacar por sus competencias, en, al menos, tres áreas:
• Competencias operativas (como, por
ejemplo, la visión estratégica, la planificación y organización, la gestión del
cambio o la innovación y la creatividad);
• Competencias intrapersonales (como, por
ejemplo, el autoconocimiento, la automotivación o la autogestión);
• Competencias interpersonales (como, por
ejemplo, la comunicación, la empatía, las habilidades de equipo, el desarrollo
personas, la negociación o la gestión de conflictos).
Dentro del marco de
las competencias interpersonales, — en donde la inteligencia emocional es
clave—, Daniel Goleman identificaba, también, la «influencia». Por influencia
entendemos la capacidad para producir un efecto determinado en los demás de
forma que consigamos que estos asuman unas ideas u opiniones… y obren, por su
propia voluntad y altamente motivados, en la dirección sugerida.
Recientemente George
Kohlrieser, Profesor de IMD, nos manifiesta que la base del liderazgo es saber
generar confianza en los colaboradores, convirtiéndose en una «base segura»
para ellos.
En definitiva, el líder ha de saber inspirar, motivar y comprometer
a sus colaboradores para desplegar su máximo potencial y obtener altos niveles
de rendimientos. Por lo tanto, saber influir es un factor clave de los líderes.
Esta es la razón por
la que la figura del líder, —que, por cierto, no es nada fácil de conseguir—,
se le apellide de influyente. Cuando antaño hablábamos de líder carismático, en
parte, ahora, nos referimos al líder influyente.
¿QUÉ ENTENDEMOS POR LÍDER INFLUYENTE?
Ya hemos comentado
que líder es aquel que obtiene resultados excelentes, con unos procesos
eficientes y con la implicación positiva de los colaboradores. El líder
influyente, facilita la transformación y consecución de resultados excelentes
de la organización, a través de su interacción positiva con sus colaboradores.
El líder influyente
domina una serie de competencias especiales que le permiten llegar a
incrementar su capacidad de influjo natural en sus colaboradores para que
desplieguen su máximo potencial y consigan, con creces, los resultados
esperados.
El líder influyente,
en primer lugar, se sabe autogestionar emocionalmente, pero, también y casi al
mismo tiempo, sabe reconocer y gestionar emocionalmente a los demás.
CARACTERÍSTICAS DEL LÍDER INFLUYENTE
Liderazgo supone
saber influir positivamente a otras personas para que desplieguen su máximo
potencial y obtengan altos niveles de rendimiento. Cuando una organización
falla es que sus directivos no han sabido gestionar el cambio; y si no se ha
sabido gestionar el cambio es que, en parte, no se ha sabido gestionar, alinear
y comprometer a las personas de la organización.
Para ser un líder
influyente, destaco las siguientes características que ha de tener un manager:
• Paciencia
Ser paciente
significa mostrar autocontrol; es decir, ser consistente y predecible en el
estado de ánimo y las acciones, controlando los impulsos. Las emociones se
transmiten y los colaboradores valoran a los mandos autocontrolados
emocionalmente.
El manager paciente y
autocontrolado se convierte en un líder que otros buscarán seguir. La paciencia
es una característica de liderazgo difícil de desarrollar ya que afecta a los
rasgos de personalidad del manager; aunque, la buena noticia, es que, a partir
de la autoconciencia y el autocontrol, es desarrollable.
• Amabilidad
Como managers,
preguntémonos: ¿he estado demostrando bondad hacia aquellos que trabajan
conmigo?, ¿me he comunicado con las personas que coordino de manera amable?,
¿escucho mi tono últimamente y podría haber usado un tono diferente? y ¿trato a
mis colaboradores con respeto?
La habilidad del
liderazgo, también, depende de la habilidad del directivo en saber tratar a sus
colaboradores como valor diferencial de la persona.
La amabilidad y, por
ende, el respeto, además de una competencia, es una virtud. El manager que sabe
respetar y ser amable con sus colaboradores, tiene muchas oportunidades para
ser un líder influyente.
• Humildad
Sobre la necesidad de
que el manager sea humilde y manifieste su vulnerabilidad es clave para ser un
gran líder. La humildad es lo contrario del orgullo y la arrogancia (que hacen
referencia a las personas asentadas en el «yo»). La realidad es que el orgullo
y la arrogancia apuntan a sentimientos más profundos de inseguridad en los
managers.
Jim Collins, dice que
«el ingrediente mágico» de los grandes ejecutivos «no está en su competencia o
genialidad, sino que en su humildad y buena voluntad». La humildad es un valor
(o virtud) que el propio Collins considera escaso en los ejecutivos y que
consiste en aceptarse con las habilidades y defectos de los que disponemos.
Ser humilde es lo
contrario de ser soberbio. La soberbia significa olvidarse de las
imperfecciones, sentirse autosuficiente y perder la capacidad de crítica. Por
ello, la soberbia es el principio del declive de una persona y de una
organización.
De un buen líder se
espera, por tanto, que no sea pretencioso, interesado o egoísta. Los líderes
siempre serán más comprensivos, más indulgentes y más pacientes, estando
dispuestos a rodearse de los mejores y aprender de los demás.
• Desinterés
Un manager egoísta
solo se acerca a los colaboradores cuando quiere algo de ellos. Los proyectos
de equipo es interés de todos; no solo del responsable. La comunicación
transparente, la solicitud de ideas o el apoyo constante han de ser rasgos del
manager que quiere influir positivamente.
Un buen líder
influyente debe asegurase de desarrollar sus características de relación con
los colaboradores sin ego. Si, como directivo, no mostramos respeto a los
demás, no obtendremos buenos comportamientos de los mismos. Siempre cosecharás
lo que has sembrado.
• Perdón
A menudo, la capacidad
del manager para avanzar como líder se ve frenada por la falta de perdón.
Perdonar es un beneficio para ti y no para la otra persona. Cuando el manager
abriga sentimientos de resentimiento y de falta de perdón, lentamente se
debilita; pudiendo, literalmente, desarrollar problemas de salud como resultado
del estrés que tiene dentro.
El perdón es una ley
universal que el manager no puede ignorar. El manager ha de ser consciente que,
—al igual que él mismo—, sus colaboradores no son personas perfectas. A veces
nos podemos enojar y dejar que nuestras emociones nos dominen, pero se ha de
saber perdonar y, a su vez, pedir perdón, si quiere ser un buen líder
influyente.
• Honestidad
Uno de los
principales rasgos de los managers que buscan ser buenos líderes es la
honestidad. Algunos casos prácticos de relevancia de las escuelas de negocio
nos muestran como las organizaciones sucumben cuando sus principales ejecutivos
no comparten la visión, la dirección o sus conocimientos hacia sus
colaboradores y el resto de la organización.
Esto mantiene a los empleados en
la oscuridad y pierden la confianza en sus líderes. Por encima de todo,
los empleados quieren que se les diga la verdad.
Otra palabra para la
honestidad es integridad. Este rasgo falta en muchos directivos. Los
colaboradores quieren ver coherencia de sus mandos. Ser honesto es algo que
debe saber desarrollar un directivo para ser un líder.
• Comprometido
El liderazgo requiere
carácter, pero, también, requiere compromiso. El directivo debe estar comprometido
con su responsabilidad hacia la organización, los resultados y hacia su equipo
de colaboradores.
Que un directivo este
comprometido con el proyecto no significa que tenga que ser adicto al trabajo y
exija ese tipo de comportamientos a sus colaboradores. Para un líder,
compromiso significa llevar adelante el proyecto con visión y cumpliendo los
plazos, sin desear brillar y sobresalir por encima de los que le siguen.
Los
colaboradores querrán seguir al directivo y lo respetarán, cuando este, entre
otras cosas, demuestre compromiso con el proyecto y con las personas
implicadas.
• Empatía
Probablemente muchos
de los lectores de este artículo ya se estaban preguntando en qué medida tiene
que ser un directivo empático para ser un líder influyente. Sin duda, en mucho.
El directivo para
poder influir positivamente en los demás, tiene que saber ponerse en lugar de
ellos para saber lo que piensan y lo que sientes. Esta es la única manera para
poder interactuar eficazmente con ellos. Muchos de los rasgos que hemos
comentado, requieren que el directivo sepa ser empático.
La empatía va mucho
más allá de las palabras y supone descifrar todo ese lenguaje (verbal y, sobre
todo, no verbal) del otro. La empatía es una habilidad de la que se sirve el
líder para, en base a esa información que obtiene de los colaboradores,
establecer vínculos más fuertes.
• Comunicación eficaz
Para saber ser un
buen líder eficaz, también, hay que saber comunicar con los colaboradores. Un
buen líder ha de manejar con habilidad los principales elementos de la
comunicación interpersonal; como, por ejemplo, la escucha activa, hacer
preguntas poderosas, saber dar feedback y transmitir con eficacia (de forma
verbal y para verbal).
Algunos piensan que
influir es lo mismo que persuadir y, reconozcámoslo, en muchos casos persuadir
tiene connotaciones negativas: parece que el directivo ha de ser un «trilero»
de la palabra para obtener el sí de los colaboradores.
Persuadir es la parte
de la comunicación orientada a conseguir los objetivos de esa comunicación; y,
si hace con respeto, con transparencia y sin maldad, no tiene por qué ser
negativo. Sin embargo, influir va más allá de persuadir.
Influir tiene que ver
con la satisfacción que produce en otro relacionarse contigo, adoptando tus
ideas, visión, etc. Y, en este caso, la comunicación es una palanca necesaria.
Por ello, los líderes influyentes saben comunicar.
Insight
En parte, podemos
decir que la verdadera esencia del liderazgo es desarrollar la capacidad de
guiar a otros con su permiso, accediendo voluntariamente. Es lógico, por tanto,
que el liderazgo se base en la influencia.
Un directivo no puede ser líder sino sabe influir positivamente en los otros.
Pero saber influir, al ir más allá de las palabras, exige al directivo trabajar
las habilidades, rasgos personales, valores y actitudes comentadas.
Hay una buena
noticia, un manager o un directivo puede llegar a ser un líder influyente, pero
si no dispone de determinadas competencias, esto podrá requerir de mucho
tiempo, voluntad y práctica.
Bibliografía
Antonio Peñalver. Socio
Director de People First Consulting
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