Todos hablamos sobre
liderazgo… sabemos que necesitamos nuevos líderes a la altura de los nuevos
tiempos y constantemente se publican libros y más libros sobre el tema,
pero... ¿Sabemos cómo convertirnos en verdaderos lideres?
¿Qué pasa cuando
queremos saltar de la teoría a la práctica?
Quizás incluso
estemos en un punto en el que la palabra “líder” empieza a tener un significado
algo distorsionado… en ocasiones porque muchos de los que se hacen llamar
“lideres” no actúan como tal, en otras ocasiones porque ni siquiera nos
relacionamos con líderes sino con gerentes que no alcanzan a conocer cómo pasar
de esa dimensión a la del verdadero liderazgo, y en mi opinión, en muchas
ocasiones porque nos hemos vuelto “perezosos”… trabajamos mucho y cada vez más
pero no en aquello que nos incomoda o desconocemos: liderar personas para
generar nuevos líderes.
En cualquier caso… la
primera pregunta que se me viene a la mente es casi obligada: ¿Para qué
hablar de liderazgo en las organizaciones y en nuestras propias vidas?
Este es solo un dato
más entre las muchas constataciones que ya tenemos sobre el efecto y la
importancia de un adecuado liderazgo para lograr aquello que deseamos, ya
sean las metas de nuestra propia vida o la excelencia en nuestras
organizaciones.
Sabemos que el estilo
de liderazgo impacta hasta en un 30% en los resultados de negocio y hasta un
70% en el clima organizacional, lo que redunda, en última instancia, en una
mejor calidad de vida de las personas que conforman las organizaciones.
Esto
solo ya debería ser motivo más que sobrado para el desarrollo del liderazgo en
las organizaciones.
No queremos líderes
de “tarjeta o de cargo”; queremos líderes reales. Líderes que, con
cargo o sin cargo, sean personas cercanas, personas que nos inspiren, que nos
den esperanza con sus actos, que nos sepan llevar más allá de donde cada uno de
nosotros cree poder llegar de forma individual, que nos hagan soñar con otras
realidades, que no tengan miedo a mostrarse vulnerables pero a la vez fuertes,
honestos y firmes al mismo tiempo, con firmes convicciones en que algo mejor es
posible y con la tremenda fortaleza de saber y creer de verdad en
el poder del equipo.
Las
personas en las organizaciones buscamos ansiosos a nuestros líderes… queremos personas que nos
inspiren… “a soñar más, a aprender más, a hacer más y a ser más” (John
Quincy Adams).
Sobre todo…a ser más… a ser mejores profesionales, a ser
esa versión de nosotros que realmente estamos destinados a ser y ayudarnos a
lograr nuestras metas a la par que las de la organización.
Y siguiendo con la
misma pregunta: ¿Para qué necesitamos lideres?
Necesitamos lideres
para avanzar, para salir airosos de los entornos que nos envuelven y
nos cambian el paso casi sin darnos cuenta, para abrirnos nuevas
realidades posibles, para cambiar sin agredir, para transformar sin sufrir,
para avanzar sin miedo, …en definitiva… para vislumbrar futuros con esperanza e
ilusión.
Queremos líderes que
sepan establecer claramente la diferencia entre “gestionar stocks” y “gestionar
personas” … Lideres que sepan optimizar los recursos pero que sepan
distinguir, con sus acciones, entre aquellos que pueden ser manejados
y aquellos que requieren ser liderados.
Y si de crear certeza
sobre posibilidades hablamos… solo se me ocurre una forma: el ejemplo.
Es la única y principal manera de influir a los demás (decía
Albert Schweitzer); es ese ejemplo lo que hace que un líder pueda influir sobre
otros… no se sirve de títulos, puestos, diagramas o comunicados… sus
acciones hablan e influyen por él/ella.
Por lo tanto, se
confirma … ¡Necesitamos Lideres en nuestras Organizaciones!… y una
buena noticia … el líder no necesariamente nace…el líder se hace. Decía
Vince Lombardi: “Los líderes no nacen, se hacen. Y se hacen como
cualquier otra cosa, a través del trabajo duro. Y ese es el precio que
tendremos que pagar para lograr ese objetivo, o cualquier objetivo”
Si quieres formar
parte de ese grupo de líderes necesarios y destinados a conducir a sus
organizaciones al siguiente nivel de su desempeño y sus resultados, mi primer y
más importante consejo es que “empieces por el principio”, es decir:
Necesitamos empezar
por liderarnos a nosotros mismos, por ser la mejor versión posible como
personas y como profesionales, por tener muy claros nuestros propósitos, por
evaluar nuestras intenciones y clarificar nuestros valores, por entender
nuestra misión al servicio de aquellos a los que pretendemos liderar.
Podemos y debemos
aprender estrategias y habilidades para ejercer un liderazgo efectivo, aunque
de nada nos servirán si nos olvidamos de la esencia: somos personas que
lideramos a personas y sólo desde ese firme principio universal,
podremos desarrollar el liderazgo transformacional.
Insight
Todos podemos
convertirnos en Lideres Inspiradores si nos lo proponemos
seriamente… Sólo necesitamos tomar la decisión y ponernos manos a la obra.
Bibliografía
Consultoría & Consultores
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