Los líderes
inspiradores imaginan un futuro excitante, altamente atractivo para su organización.
Tienen visiones y sueños sobre lo que puede ser.
Tienen una absoluta y total confianza
personal en esos sueños y en sus habilidades para hacer que sucedan cosas extraordinarias.
Cada organización, cada
movimiento social, empieza con un sueño.
Los líderes
inspiradores miran sobre el horizonte del tiempo, imaginando las atractivas oportunidades
que les esperan una vez ellos y sus seguidores hayan llegado a su lugar de destino.
Los líderes inspiradores tienen un deseo de lograr que algo suceda, cambiar
como son las cosas, crear algo que nadie ha creado antes.
De alguna forma, los
líderes inspiradores viven su vida hacia atrás.
Ven imágenes con los ojos de su
mente acerca de cómo serán los resultados incluso antes de que hayan empezado
su proyecto, de la misma forma que un arquitecto dibuja un plano o un ingeniero
construye un modelo.
Su clara imagen del futuro les impulsa hacia adelante.
Sin embargo, una visión
vista solo por un líder es insuficiente para crear un movimiento organizado o
un cambio significativo en una compañía. Una persona sin seguidores no es un líder,
y la gente no sigue hasta que ellos aceptan una visión como propia.
Los líderes
no pueden ordenar el compromiso; tan solo pueden inspirarlo. Los líderes
consiguen el apoyo de los demás gracias a una visión común.
Los grandes líderes
enseñan con el ejemplo.
En la vida nos topamos
con personajes claves, que nos inspiran y encienden esa chispa que necesitamos
para vivir con propósito, ellos, conscientes o no, son nuestros guías.
De pequeños, vamos
imitando a nuestros papás o hermanos. En la escuela, el amiguito travieso o el
que todo lo sabe, nos resulta interesantes y queremos hacer las mismas
actividades que él.
Todos tuvimos un
profesor en la universidad o el colegio que admiramos y quisimos copiar. Estos
personajes son nuestros líderes, porque su ejemplo nos tocó en lo más profundo
y, para bien o para mal, hemos querido replicarlo.
Cuando somos parte de
un equipo de trabajo aprendemos a trabajar sumando acciones, aprendemos que si
dividimos el trabajo los resultados se multiplican.
Aprendemos a identificar al líder, al que tiene la habilidad
de enseñarnos y guiarnos para lograr nuestros objetivos y lo seguimos en ese
proceso.
Puede suceder que
encontremos grupos dirigidos por personas sin cualidades de líderes, que logran
su posición por las circunstancias y no por méritos de liderazgo.
Sin embargo,
siempre hay oportunidad de mejorar, por ello, es el objetivo de esta nota
resaltar las características que hacen de una persona un verdadero líder, para
iluminar a quienes están en la ocasión de dirigir, y no saben cómo hacerlo, o
para quienes desean ser inspiración en su entorno.
“Si tus acciones
inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y a ser mejores; eres un
líder”. – Jack Welch
Los líderes más
inspiradores son aquellos que surgen con la visión de servir y no con la de ser
servidos.
Si nos fijamos en personajes influyentes de la historia como Martin
Luther King y Gandhi, vemos que sus mensajes y acciones estuvieron orientados
al servicio de sus comunidades y al bien común, ellos predicaron desde el
ejemplo.
El ejemplo es parte
fundamental del liderazgo. Si una conducta efectiva logra conectar con algunos
más dentro de la empresa, surge el efecto de la duplicidad, multiplicando los
resultados para la organización.
El principio de la
duplicación es muy conocido en empresas de multinivel, donde se fomenta el
desarrollo de disciplinas que sean fáciles de replicar por los reclutados, la
clave está en que la gente quiera hacer lo que el líder hace y no lo que dice.
Mientras más se
dupliquen las acciones, más crece la empresa.
Por lo general, la
gente siempre querrá seguir a quien le causa una buena impresión y pueda verse
en ese espejo, aún más si el ejemplo es sencillo y puede replicarse en pocos
pasos.
Por ello, es importante que el líder sea congruente en pensamientos,
palabras y acciones para lograr empatía con otros.
Un buen líder necesita
personalidad, carisma, dedicación y experiencia. El liderazgo no sólo se ejerce
cuando se tiene una posición alta dentro de la organización.
Líder es quien
transmite seguridad, apoyo, conocimiento, pone el ejemplo y reconoce los logros
de otros.
Un buen líder
constantemente se está preparando, leyendo y se compromete a ayudar y servir.
Genera empatía porque trabaja
con un objetivo claro y reconociendo los aportes que cada miembro del equipo
ofrece, sin importar la posición o el estatus dentro de la empresa.
Un buen líder consigue
herramientas para hacer trascender a su equipo. A través de las palabras y
hechos premia los logros de todo el personal, motivando y creando atmósfera de
confianza y prosperidad.
Un buen líder crea
circunstancias para que la creatividad florezca.
La comunicación es la
base de un buen liderazgo, por lo que un buen líder, siempre sabrá escuchar,
interpretar y hablarle a su equipo para potenciar sus habilidades en función de
los objetivos y resultados deseados.
El liderazgo que
realmente están necesitando las organizaciones es precisamente el que viene del
líder comprometido, con vocación y pasión, del líder que motiva y adoctrina con
sus acciones.
“Dar
ejemplo no es la principal forma de influir en los demás; es la única” – Albert Einstein.
Cuando hablamos
de liderazgo hablamos de algo de vital importancia
para maximizar la productividad, crear una cultura de empresa en positivo y
mejorar la motivación de nuestros equipos.
Normalmente entendemos que un
líder no se tiene que enfrentar solo a los problemas, sino que debe conseguir
organizar a su equipo para hacerlo conjuntamente.
En la gestión de
equipos de trabajo es fundamental que las personas adecuadas adquieran
roles de liderazgo. Ellos tendrán que ser los encargados de inspirar, ¡si, de
inspirar!, a sus compañeros, por eso busca entre tus equipos a aquellos que
tengan visión, sean optimistas y posean buenas habilidades comunicativas.
Pero ¿podemos
convertirnos nosotros mismos en buenos lideres capaces de inspirar a nuestros compañeros?
Definitivamente creemos
que si, y en nuestro día a día lo comprobamos con enorme alegría. Aquí te
dejamos algunos tips para que te examines y veas como puedes mejorar hacia
ello:
• Escuchar
antes de hablar: No podremos entender a nuestro equipo si no lo
dejamos hablar, lo mismo ocurre con clientes o proveedores. Un buen líder
escucha y entiende los problemas antes de dar consejos o respuestas.
• Mostrar
empatía: La empatía es sentirse en la realidad de la otra persona. Un
buen líder tiene que ser capaz de ponerse en los zapatos de los otros para
entender todos los prismas de un conflicto y solventarlo de la mejor manera
posible.
• Mostrar
confianza en el equipo: Si aparece la desconfianza no habrá capacidad
para por ejemplo delegar, algo que hay que saber hacer por salud grupal e
individual. Y esto al fin y al cabo es dotar de herramientas y soporte a tu
equipo para realizar un gran trabajo. Si tu no confías en tu equipo, éste
tampoco confiará en ti. ¿Obvio no?.
• Explicar los
“¿por qué?”: Un buen líder tiene que asignar tareas y objetivos a su equipo,
pero también tiene que explicar por qué esas tareas y objetivos son importantes
para el desarrollo de la empresa. No se hacen las cosas simplemente porque el
líder así lo quiera, sino porque hay una explicación razonada que las avala. El
“¿por qué?” es muy útil para que el equipo se sienta más valorado e integrado
en el proyecto.
Insight
¿A qué tipo de personas
sigues y admiras? ¿Qué tipo de líder eres tú? ¿Estás consciente que tu caminar
es ejemplo para otros? ¿Qué ejemplo quieres dar?
Bibliografía
Ana Iriza
Chema Flores
Josep Cussó