viernes, 1 de marzo de 2019

¡Lidera Tu Influencia! (XI)




La influencia de la mujer y su liderazgo


La doctrina durante décadas ha señalado algunas características o hábitos recurrentes importantes de las personas altamente influyentes, parámetros que son perfectamente válidos en el presente.

Lo que nunca hay que olvidar es que, en las relaciones interpersonales, justamente no se trata de personas y cosas, sino de una comunicación entre individuos en los que prevalecen las emociones y no la estructura lógica de los pensamientos.

De ahí, que cuando en un ambiente de trabajo aflora la crítica, instrumento necesario cuando es positiva y tiene por finalidad corregir algunos métodos o procesos que se están haciendo mal, o simplemente resaltar las acciones que el líder cree que se están haciendo bien y le interesa destacarlo como factor de motivación del personal, no afecta negativamente el ámbito emocional, por el contrario, lo estimula haciendo sentir a la persona satisfecha y reconocida.

El inconveniente se produce cuando la crítica puede hacerla cualquier persona, aunque no tenga ni los fundamentos ni el conocimiento de lo que está diciendo, menos aún consciencia sobre el daño que puede derivarse de ella.

Por ejemplo, en el plano familiar, en lugar de hacer una crítica dura y a veces injusta, sobre determinadas conductas de los hijos, un padre o una madre debe antes que nada tratar de entenderlos. ¿Por qué es lo que dicen o hacen? ¿Cuál es el propósito de tal pensamiento o acción? Si esto lo traducimos al ámbito laboral, al líder le resulta mucho más rentable generar las simpatías y buen clima para que las críticas afloren, pero de otra manera. Y en este punto, el liderazgo de la mujer tiene mucho que decir, por su empatía, sensibilidad, realismo y flexibilidad.

Las personas en las organizaciones quieren sentirse que valen, que están aportando un valor añadido, pero también esperan un reconocimiento de parte de la dirección.

Porque la naturaleza humana nos impulsa a ese deseo de triunfar y tener éxito en lo que hagamos, pero empujado también por otro no menos importante de que las personas de su entorno más próximo, por ejemplo en su departamento y/o equipo de trabajo, le aprecien y valoren.

Que sea un sentimiento de grupo, aunque como es lógico, sea más fuerte en algunos compañeros que en otros, porque se haya producido una relación más próxima y empática.

Y algo que tiene muy en cuenta la psicología organizacional, es la forma en que adquirimos nuestros sentimientos de importancia, porque es un factor significativo, en el que los líderes efectivos deben prestar atención.

También en esta carrera la mujer ha venido ganando posiciones, justamente porque tiene una ventaja fundamental sobre el hombre: además de esa sensibilidad y capacidad de ponerse en el lugar del otro, tiene un irrefrenable sentido de justicia.

Es evidente, que este elemento sobre qué es justo y por qué, se convierte en pieza determinante en las relaciones líder-personas y a su vez fomenta un contagio en las conductas de los miembros de los equipos que se quieren ver reflejados, de alguna manera, en las formas de dirigir de su líder.

Pero esto no invalida que la crítica se haga, al contrario, las mujeres que ejercen en puestos de alta responsabilidad y con mucho personal a cargo, fomentan el feed-back de las personas de cualquier nivel al que pertenezcan en la organización.

Porque saben que sin el proceso de retroalimentación que se inicia con una revisión crítica de lo que ha sucedido o se está haciendo, no puede finalmente alcanzarse el nivel de productividad que la dirección busca.

Porque a las personas y equipos cuando logran altas cotas de rendimiento, no se debe a la aprobación sin más, sino que están condicionadas por un espíritu crítico.




Todas las acciones que emprendemos en nuestra vida, dependen no sólo por las circunstancias en las que actuamos, sino por el deseo profundo de lo que queremos hacer. 

Por ello, cuando la crítica la hace un líder que cumpliendo con su rol está observando necesarios ajustes, por ejemplo, a los procedimientos que se aplican en determinado departamento a fin de ser más eficientes, es de manual que en su decisión prevalezca el aspecto técnico por sobre el emocional, aunque en los últimos años este desfase en el liderazgo del hombre se ha ido corrigiendo. ¿Por qué? Porque se ha dado cuenta que cuánto más se aproxime al estilo de liderazgo de la mujer, mejor le irá.

Esto se debe a que las mujeres son muy eficaces en la corrección de esas cuestiones técnicas, pero además cuentan con la ventaja de un agudo sentido de la percepción de lo que está pasando por la cabeza de personas y equipos, o sea, cuál es el clima y predisposición del personal en ese momento y en las circunstancias particulares en las que se produce. Pero también existe otro atributo que contagia a cualquier persona: la capacidad de persuasión que está directamente vinculada a su capacidad de influencia en ese grupo humano, porque genera confianza y credibilidad.

Cuando en una reunión formal, por ejemplo, interdepartamental, el líder pide opinión a sus mandos intermedios sobre determinado reto que tienen por delante, la única manera de influenciar positivamente a sus equipos es mostrar confianza en que todos los miembros y sus jefes serán capaces de conseguirlo.

En la relación de corta distancia, el liderazgo de la mujer parte con ventaja respecto del hombre, porque si bien las capacidades son similares de influencia en las personas y equipos, la mujer tiene más facilidad debido a su intuición y percepción, de hablar con las personas de lo que quieren y les interesa. Especialmente de lo que les preocupa y pueden estar afectándoles emocionalmente, es el caso de cuando se está afrontando una crisis. Saben mostrarles el camino de cómo conseguirlo de manera sencilla.

"No busques puestos de mando, si no estás dispuesto a servir" San Agustín

Las personas más influyentes son aquellas que pueden encontrar una manera de relacionar sus propias metas con la perspectiva de otra persona, o sea sus objetivos personales, inspirando a otros a actuar de la misma forma porque saben que están defendiendo sus propios intereses, no sólo los de la organización.

El liderazgo de la mujer gracias a su capacidad empática y percepción muy ajustada a la realidad, ha facilitado, por ejemplo, que personas de equipos que no estaban queriendo asumir responsabilidades nuevas porque estaban temerosos de su capacidad, influyeran en ellos para hacerles comprender que sí podían llevar a cabo esas tareas con eficacia.

Estas situaciones no son infrecuentes que se produzcan, porque las personas en cualquier ámbito de la vida pueden tener cierta tendencia a rehuir de las responsabilidades. La que se da con más frecuencia de estas huidas es en personas adolescentes y muy jóvenes, aunque no es para nada inusual tampoco en los ámbitos organizacionales con personas adultas que teóricamente están en posición de ventaja para asumir determinada responsabilidad pero que no quieren hacerlo. La psicología llama a estos cambios generacionales “mecanismos de escape”, o sea, formas creativas para evitar la madurez y el crecimiento.

En la adolescencia es claro que se trata de un problema de madurez, pero no es tampoco excepcional que aparezca en personas adultas que simplemente un tienen miedo a la responsabilidad.

La psicología social también nos enseña que estas conductas suelen ser impulsadas por la incapacidad de confrontar la realidad o distanciarse de los vínculos de dependencia, por ejemplo, que le puede crear un grupo de personas con las que trabaja hace años y ahora tiene que pasar a otro departamento y con mayor responsabilidad a su cargo.

El liderazgo de la mujer siempre se ha opuesto a quedarse en la zona de confort. Las mujeres no son amigas de la comodidad por su propia naturaleza. Es evidente que a toda persona hombre o mujer, le guste la comodidad, pero la forma de alcanzarla es diferente. 

El espíritu de sacrificio, quizás labrado de manera injusta por tener que demostrar una y otra vez que tiene las mismas capacidades que cualquier hombre con el mismo background para un puesto de responsabilidad, le han hecho desconfiada y no muy proclive a quedarse en esos sitios en cuales cualquier persona se siente cómoda.

Siempre se ha sostenido que la mujer es más vulnerable que el hombre en muchos aspectos. Pero no aciertan quiénes no revisan el glosario de vulnerabilidades al que tanto líderes hombres y mujeres se enfrentan hoy día. La batalla está igualada en el plano técnico y el fiel de la balanza inclinado hacia una importante ventaja de la mujer en el plano emoción.

Insight

La capacidad de influencia del liderazgo de la mujer, se debe a que con más o menos carisma, sus condiciones naturales le permiten transmitir todo tipo de contenido emocional, y lo más importante, hacer que le escuchen.

El Liderazgo sigue siendo cuestión de personas, con sus habilidades, capacidades. Las personas son las que lideran y son lideradas. 

Mas allá de cuestiones de género. Lideremos pues gestionando talentos, gestionando emociones, habilidades y capacidades para conseguir objetivos y resultados.

Bibliografía

José Luis Zunni, director de Investigación de Madrid Woman’s Week y director de Ecofin.es.

Carmen Mª García, presidenta de Fundación Woman’s  Week.

viernes, 1 de febrero de 2019

¡Lidera Tu Influencia! (X)




Diez Superpoderes que aumentaran su influencia profesional

La empresa, el jefe y ese colega al que detesta. Seguro que es capaz de describir en poco más de un minuto cómo funciona su organización, y también acudirán a su cabeza varios calificativos para describir a quien manda y a su compañero de pupitre.

Pero, más allá de los tópicos que todo el mundo quiere oír -trabajar en equipo, capacidad de liderazgo, creatividad... -, ¿sería capaz de enumerar sus fortalezas profesionales? Conocer esos superpoderes es el punto de partida para influir más en el entorno que le rodea, tanto en el ámbito personal como en el profesional.

Uno de los que menciona Ramón Fauria, conferenciante y formador, en su obra El Libro de los poderes (Ed. Conecta), es el lenguaje no verbal; "Una persona percibe el 55% de lo que se le transmite a través del lenguaje corporal, un 38% a mediante el tono de voz y tan solo el 7% por el contenido".

Quizá ha llegado el momento de dar luz verde a todo ese potencial que cambiará su manera de hacer las cosas, percibir a los demás y sacar partido a sus habilidades interpersonales. "Conocer cómo funciona nuestro cerebro maximiza el rendimiento y la eficacia, y nos permite anticiparnos. La neurociencia es una herramienta para explorar y explotar, ya que ayuda a entender el sistema cognitivo", recuerda Fauria. También hace referencia al poder de la emoción: "Cuanto más fuerte es, más actividad genera. Lo ideal es conectarla para llevarla a la acción. El 50% de la eficacia está relacionada con el estado de ánimo". Otro poder es la interacción: "

Aprovechar la cooperación más que la competición nos permite ser más creativos y tener más influencia. Somos animales sociales", añade. Estas son sólo tres de las habilidades para acelerar su carrera, a las que se suman otras diez que le permitirán volar hacia el éxito.



Escucha

Un proverbio italiano dice que, "del escuchar procede la sabiduría, y del hablar el arrepentimiento". Los expertos coinciden en destacar este poder por encima de todos. Jesús Vega, experto en RRHH, recurre a La Mujer Invisible del equipo ficticio Los 4 Fantásticos para ilustrar este poder: "Sabe escuchar cuando es necesario y eso le permite moderar las energías de sus compañeros y mantener la calma en los momentos más exaltados".

Puri Paniagua, socia de Pedersen and Partners, dice que la escucha es la clave de una relación: "Saber entender la situación del otro, cuáles son sus vivencias, sus experiencias y sus miedos.

La escucha se mejora practicando, entendiendo que no gana el que más grita o el que más cuenta, sino el que más entiende. Hay que comprender el contexto, forzar las percepciones positivas y preguntar". Pilar Jericó, presidenta de Be-Up, afirma que resulta fundamental ser capaz de "hacer sentir importante al que se tiene enfrente".

Conectar

Tener la capacidad de conectar ideas, personas y sucesos es, para Vega, algo al alcance de muy pocos. "Poseer las habilidades interpersonales para desarrollar este poder genera resultados muy interesantes.

Estas personas no tienen buenas ideas, pero poseen la habilidad de conectar una idea con individuos o sucesos y lograr el éxito. Steve Jobs tenía este poder".

Comunicación

Está muy relacionado con los dos anteriores y es la base de las relaciones. Paniagua explica que "en la comunicación, uno puede ser sumiso, aceptar sin quejarse situaciones, comentarios; asertivo, donde está el equilibrio; o agresivo, el que se expresa con reproches, con cierta violencia o vehemencia.

Hay quien pasa de la sumisión a la agresividad, y no consigue comunicarse de manera asertiva: en tiempo y forma adecuados".

Impacto dirigido

Sorprender y despertar la admiración. Juan Antonio Fernández, socio fundador y director general de Habittud, explica que se trata de "pensar cuidadosamente sobre los aspectos más interesantes, memorables e impactantes, así como en la mejor forma en la que presentar nuestras ideas para lograr el apoyo de los demás.

La puesta en escena ha de crear efecto sorpresa, cuando algo causa impacto la probabilidad que se olvide es mucho menor".

Destruir

Vega lo define como el poder de los villanos: "Aunque destruir es lo que hacen los malos de la película, llevado a otro plano la destrucción controlada es positiva porque es el primer paso para cambiar y avanzar".

Ilustra este poder con el caso de Kodak, que hace varios años se declaró en suspensión de pagos incapaz de sacar partido de la cámara digital por temor a que destruyera su principal negocio, la venta de película tradicional.

Pasión

Sentir y creer lo que hace le puede convertir en invencible. Genoveva Vera, coach ejecutiva y experta en liderazgo, afirma que "sólo cuando sientes verdadera pasión por lo que haces consigues persuadirte de la veracidad de lo que vendes. A partir de ahí, conseguirás llegar al corazón de tu audiencia.

No hay nada más convincente que hablar sobre lo que amas".

Coherencia

Para Jericó, "la mejor influencia es la que te precede, es decir, lo que dicen de usted las personas. Por eso es tan importante la coherencia: hacer lo que se dice. De lo contrario, se puede ganar influencia en un primer momento, pero es difícil hacerlo en el largo plazo".

Determinación

Paniagua cree firmemente en la determinación: "El compromiso que asumimos con algo que nos ayuda a ordenar y priorizar nuestros objetivos y tareas. Por ejemplo, siempre me agendo el gimnasio y no me permito cambiarlo. Tienen la misma relevancia que una reunión en cliente o una entrevista a un candidato.

Si estamos comprometidos de verdad con las prioridades, la determinación llega sola. Todos sabemos que uno aprende de los errores. Hay que vivirlos como etapas de desarrollo, y no dejar que minen la determinación".

Empatía

Según Fernández, tiene que ver con "identificar las preocupaciones de otras personas y proporcionar las ideas de uno para canalizar esas preocupaciones, es decir, utilizar la empatía, transmitiendo mucha confianza y credibilidad".

Paniagua habla de la capacidad de ponerse en el lugar del otro: "Esto requiere mucha generosidad. Salir de uno mismo, pensar en la situación del otro, y entender por qué actúa, cómo se comporta y se expresa. Se desarrolla con generosidad e interés".

Libertad

Y, por último, Vega destaca volar, el poder de los superhéroes, como sinónimo de la libertad para perseguir los objetivos: "Vuelas cuando tienes confianza sin autocrítica.

Tener la capacidad de no sabotear nuestros sueños es primordial. Los grandes avances de la humanidad surgen de esa libertad".

Insight

Escuchar, conectar, generar impacto en los demás o tener determinación para decidir en los momentos más críticos son algunas de las habilidades del ser humano que le permiten progresar en su carrera profesional. 

Ser capaz de detectar estos poderes ocultos y desarrollarlos de manera adecuada son los primeros pasos para aumentar la influencia en el ámbito laboral y avanzar hacia el éxito.

Bibliografía

Montse Mateos. Diario Expansión

martes, 1 de enero de 2019

¡Lidera Tu Influencia! (IX)





El liderazgo personal no es una actitud, es un estado en el que una persona “sabe lo que quiere” y mantiene la habilidad de enfocar sus pensamientos y acciones hacia los objetivos que visualiza, transformando la elección, el valor y el compromiso en una sinergia hacia la dirección que se desea.

Lo más importante para influir a otros es comenzar por uno mismo. Uno no puede proyectar lo que no es, no puedes convencer a otros de lo que no se está seguro. Por eso, lo más importante es, que en la medida en que nos conocemos a nosotros mismos, somos capaces de identificar nuestras cualidades, afinidades y competencias, obteniendo mucha más claridad para saber quiénes somos y a dónde queremos llegar. Una vez que cultivamos y reconocemos a nuestro líder interior, podemos comenzar la proyección hacia afuera de ese líder e influir en los demás de manera positiva.

Para ejercer nuestro liderazgo e influenciar a los demás, es necesario comenzar por tener una visión clara de lo que queremos lograr. En la medida en la que logremos tener una mayor claridad de nuestras causas, podremos influenciar más fácilmente a otros para que las compartan y por lo tanto “nos sigan”. Pero a un verdadero líder, no le interesa el seguimiento de la gente a su persona, sino a lo que él cree. Es decir, la causa trasciende al líder. El líder ES por la causa. 

Cuando un una persona sobresale y logra cosas asombrosas, revoluciona su industria o rompe paradigmas, nunca lo hace solo. Ellos tuvieron claridad absoluta, su causa era lo único importante y creían fervientemente en ella sin dudar. Así se pudieron rodear de gente valiosa que eventualmente compartió la misma causa e ideales y que decidieron unirse y colaborar en hacer realidad un objetivo común.

Para ejercer el liderazgo influyendo en los demás, es muy importante enfatizar que su elemento principal es, antes que nada, la persona misma. Es la fuente de donde brota el agua. Así pues, enumeraremos 4 principios importantes para ejercer un mejor el liderazgo e influenciar a otras personas:

Define tu objetivo: Para proyectar con claridad una causa a los demás es imperativo conocer a profundidad cualquier tema relacionado a la misma. En la medida en la que conozcas tu objetivo serás capaz de proyectarlo e influir a los demás acerca del mismo.

Determina tu causa: Más allá de saber “qué” hacer o “cómo” hacerlo, lo más importante es “por qué hacerlo”. Determinar la causa de tu objetivo es lo que realmente hará la diferencia para alcanzarlo.

Contagia la pasión: Una de las mejores maneras de proyectar liderazgo es con el ejemplo. Sin embargo, el ejemplo por sí solo no basta. No es suficiente “ensuciarse” las manos, estar disponible o colaborar con tu equipo. El verdadero catalizador del ejemplo es la pasión. En la medida en la que puedas contagiar tu pasión en tu entorno, será la proporción en la que éste estará motivado por una inspiración propia que lo lleve a dar lo mejor de sí.

Delega: Un buen líder siempre es capaz de inspirar y confiar en la ayuda de otros más capaces que él. El buen líder no es aquel que sabe hacer todo, sino aquel que entiende su causa como lo más importante. Cuando un buen líder encuentra que alguien puede contribuir de una mejor manera a su causa, no dudará ni un segundo en delegar.



La influencia desde el liderazgo

La influencia no se puede cuantificar aunque sí, analizar. Y es que las personas que influencian sobre otras personas, organizaciones o empresas deben ser capaces guiar y liderar.

¿Cómo? Evidentemente existen ciertas técnicas que posibilitan que haya cierta persuasión sobre otras a través de unas herramientas sutiles y naturales.

Cómo ejercer influencia

Motivar y promover la productividad no implica dirigir, amedrentar o imponer. Precisamente de esto trata la influencia, de la capacidad de hacer que otros se sientan identificados con la empresa y aumenten de manera autónoma sus esfuerzos para mejorar los resultados y alcanzar los objetivos establecidos, en este caso por una compañía.

Es el llamado liderazgo que ha evolucionado con el paso de los años, modificando también las conductas estrictas y rígidas de muchas compañías y sus empleados, aquellos a los que preferimos llamar equipo.

Se entiende por buen líder una persona con determinadas características que a través de una buena comunicación con el equipo, es capaz de alcanzar los objetivos planteados sin necesidad de utilizar un comportamiento autoritario.

Que un líder sea capaz de influenciar en el resto de compañeros, depende de un compendio de rasgos, entre los cuales se encuentra la seguridad en uno mismo, la empatía con el equipo y cómo no, la transmisión del sentimiento de optimismo, positivismo y motivación que se contagia en los demás. Se convierten finalmente en un ejemplo a seguir.

A través de su actitud consiguen influir en el comportamiento del resto del equipo, por lo que normalmente alcanzan de manera exitosa las metas establecidas de manera común.

Lo harás bien si reúnes estas características

Para influenciar en un número mínimo de personas, de una manera natural y coherente hacen falta al menos reunir los siguientes rasgos:

  • Ser una persona íntegra.
  • Asumir las responsabilidades y ejecutarlas.
  • Transmitir confianza y honestidad.
  • Coherencia en sus actuaciones.
  • Persistentes, disciplinarios y trabajadores.
  • Mostrar empatía por el resto de compañeros y respetar su trabajo.
  • Saber escuchar.
  • Ser firme y mostrar seguridad en sí mismo.
  • Tener criterio propio, ser objetivos.
  • Sentirte parte del equipo con autoridad y firmeza en cuanto a las decisiones.
  • Optimismo.
  • Y sobre todo, no olvides el reconocimiento al/s responsable/s de que el resultado haya sido como se esperaba, e incluso mejor.

Insight

Aunque son muchas las características que hay que reunir para ser un líder influyente, en realidad existen personas que las llevan de manera innata o que han trabajado duro para conseguirlas.

El concepto de “jefe” ha evolucionado con el paso del tiempo y se han modificado actitudes ante la constatación de que el equipo produce más cuando se siente bien, motivado y seguro de sus capacidades que cuando está sometido a presión, inseguridad y se siente incomprendido.

¿Qué tipo de liderazgo te inspira? ¿A quién tomas como referencia de líder? ¿Cómo contagias a los demás de tus causas?

Bibliografía

Carlos Luer. Brand Management.
Pyrsel Consultores.

sábado, 1 de diciembre de 2018

¡Lidera Tu Influencia! (VIII)






Muchas veces cuando alguien habla de liderazgo piensa, -siguiendo la clasificación de los motivos de David McClelland-, en aquel directivo que tiene estatus y domina a los demás. Sin embargo, esta es una vía peligrosa de interpretar el liderazgo.

Está claro qué, -junto los poderes técnico y moral-, el líder se basa también en el poder formal: es decir, saber utilizar su estatus jerárquico para desempeñar adecuadamente su rol de gestor de personas y asegurar la consecución de altos niveles de resultados.

Es importante que los directivos entiendan que una de las claves del liderazgo reside en saber desarrollar un conjunto de habilidades y actitudes que le permitan atraer y desarrollar talento para obtener altos niveles de rendimiento.

Aquí es cuando los líderes deben aprender la importancia de saber utilizar la influencia; más allá de soportar su autoridad en el dominio del conocimiento técnico y su poder formal.

Partamos de una premisa: “todas las personas pueden influir en los demás”. Así nos lo recuerdan Anne Bruce y Steohanie M. Montanez en su libro, aun no traducido al español, “Leaders: Start to Finish”.

Y es que la habilidad de saber influir en los demás no depende de su posición, sino de su capacidad para:

ü Conectar con los demás, entendiendo sus necesidades.
ü Hacer que la gente se sienta importante y que puede contribuir en todo momento.
ü Apoyar a los demás moral y técnicamente.

La influencia de un directivo no requiere de un alto nivel de autoridad o un alto perfil técnico. Es más, está demostrado que los mejores colaboradores dejan las compañías huyendo de un mal liderazgo más que de las características de la compañía en la que se encuentran.

Por ello, el mal directivo es aquél que no sabe influir positivamente en sus colaboradores para que se comprometan con el proyecto empresarial.
Es importante que los directivos entiendan que las claves para influir positivamente en los demás, –colaboradores, principalmente-, depende del dominio de los siguientes aspectos:

Saber mirarse al espejo:

El espejo del directivo es la organización. El directivo ha de preguntarse: ¿Qué sucedería si cualquier otra persona en la organización actúa como yo?

Ser un modelo de comportamiento para los demás:

Al directivo siempre le están observando. El resto de colaboradores, por su propia naturaleza, acaban siguiendo los comportamientos que les llegan desde arriba.

Por ello, los directivos han de preguntarse: ¿Cuál es el modelo de comportamientos que represento para mis colaboradores?

De ahí que el directivo sepa responder a preguntas como: ¿Cómo me puedo comunicar más eficazmente con mis colaboradores a nivel emocional?

Comunicar al nivel emocional:

Comunicarse a nivel emocional significa ser motivador, hablar desde el corazón, hablar con el corazón, creer fuertemente en los temas más relevantes…  Saber reconocer y gestionar las emociones que mueven a tu equipo. Ello es una parte relevante para construir un sólido puente entre directivo y colaborador.

Ofrecer continuo feedback y apoyo:

Una vez que se ha conectado al nivel emocional con el colaborador, es hora de prestarle un apoyo sólido. Ello, es la clave de una profunda influencia.

Promover a más personas que sepan influir:

Esta es precisamente la clave más relevante para ser un buen directivo. Como líder, el directivo debe llegar a ser un magnífico “influenciador”. Esa es la clave para poder analizar el valor del líder.

Crear que personas en la organización que sepan influir como tú es clave: es consustancial del crecimiento organizativo. Esa la clave del incremento de valor de las organizaciones.

El liderazgo es una tarea, no un puesto. Las personas no te pertenecen, tú les perteneces a ellas. Max De Pree

Los cinco estilos de influencia: ¿Cuál es el tuyo?




Si eres de los que les gustaría mejorar tu capacidad de influencia en el grupo de amigos o en tu trabajo, existe una buena noticia: puedes hacerlo si conoces algunas claves. Un buen comienzo es saber cuáles son los estilos de influencia posibles, identificar en cuál te sientes más cómodo y cuál te cuesta una barbaridad.

En la medida que lo sepas, tendrás más recursos para adaptarte a cada circunstancia y a cada persona que tengas enfrente.
Veámoslos con detalle, tomando la clasificación de DLI:

   1. Estilo asertivo

Insistes para que tus ideas sean escuchadas y no tienes problemas para retar y cuestionar las ideas de los otros. Frases que puedes decir: “Hemos de tener esta conversación”, “estoy seguro de que este es el mejor camino”, “mi posición me otorga autoridad para…”.

     Muchos jefes utilizan este estilo, pero no es necesario tener poder jerárquico para ello. El amigo provocador se encuadra dentro de este apartado. Es un estilo muy útil cuando tienes realmente poder formal, cuando hay una crisis o aprieta el tiempo. Sin embargo, cuidado en abusar de él si buscas colaboración o desarrollar el liderazgo en los otros. Las personas se acaban aburriendo de los “súper asertivos” y pueden llegar a boicotearlos.

   2. Estilo racional

     Para convencer a otros de tus ideas ofreces razonamientos lógicos y datos. Tus frases podrían ser: “Nuestro análisis demuestra que…”, “la única solución lógica es…”, “los expertos creen”, “los números nos dicen…”. Los departamentos financieros o el mundo científico son buenos hábitats para este estilo de influencia. Entre nuestros amigos se identifica a quien le gusta estar a la última de lo que dicen las noticias, los estudios o el último informe sobre el cambio climático.

     Es un estilo muy útil cuando se puede tener una discusión lógica o existen datos. Ahora bien, si hay conflictos emocionales, falta de credibilidad o de evidencias, no es un estilo que funcione.

    3. Estilo conector

     Tiendes puentes, escuchas activamente, comprendes la posición del otro y construyes coaliciones de beneficio mutuo. ¿Cuáles podrían ser los comentarios de un conector? “Creo que entiendo tu problema, ¿cómo puedo ayudarte”, “parece que tres de nosotros tenemos una agenda común, veamos cómo podemos juntos conseguirlo”, “me ocurrió lo mismo el año pasado, déjame explicarte cómo…”.

     Como tiene altas dosis de empatía, es un estilo muy recomendable para conseguir colaboración o para abordar temas complejos con muchos puntos de vista. Sin embargo, no es el mejor si hay poco tiempo para tomar decisiones o si no hay un objetivo común.

    4. Estilo negociador

     Buscas compromisos y haces concesiones para alcanzar acuerdos que satisfagan tu interés principal. Frases típicas de un negociador: “Si tú haces esto, yo haría…”, “te apoyaré en la próxima reunión y cuando me toque mi turno, te pido que…”, “discutamos esto más tarde cuando todos estemos más calmados”.

     Ponerse el sombrero de negociador es muy útil si no hay una respuesta correcta y existen divergencias de puntos de vista tanto en el mundo de los amigos, las empresas o las parejas (en el último caso, el asertivo te generaría algún que otro problema). Sin embargo, es complicado que funcione cuando no existen intereses comunes o cuando hay diferencias jerárquicas considerables.
  
     5. Estilo inspirador

     Defiendes tu posición y animas al resto para encontrar un propósito común ilusionante. Las frases que podrías utilizar son “Si supusiéramos que funciona, qué impacto tendría…”, “solo piensa qué resultado podría tener para el futuro si…”, “nunca he conocido nadie mejor para esto como tú…”.

     Utilizar el estilo inspirador requiere tocar emociones y funciona cuando hay intereses compartidos y se requiere energía y optimismo. Sin embargo, es mejor dejarlo aparcado si existe falta de confianza o hay relaciones adversas.

     En definitiva, la influencia positiva es de las habilidades más anheladas tanto en nuestra vida personal como en la profesional. De hecho, es una de las básicas de los líderes, como explica Ramón Oliver: Todos podemos mejorar en nuestra capacidad de influencia si somos capaces de adaptar nuestro estilo a cada una de las circunstancias que nos enfrentemos. Y la buena noticia es que podemos conseguirlo.
   


El líder es el camino o el faro, de los colaboradores dentro de su entorno y de su desarrollo profesional. Así, el líder ha de saber responder a preguntas como:

¿Cómo influyes en el crecimiento personal y profesional de tus colaboradores?
Un equipo de alto rendimiento en si mismo es un ente influenciador, en este sentido, el líder ha de preguntarse, entre otras cosas, lo siguiente: ¿Qué aportan al crecimiento mis colaboradores?”.



Bibliografía

Grupo Persona Metaplacement®

Pilar Jericó





jueves, 1 de noviembre de 2018

¡Lidera Tu Influencia! (VII)






La influencia es la herramienta más importante del liderazgo, de ella depende que los seguidores realicen adecuadamente las peticiones que el líder les haga. La influencia se puede ejercer en todas direcciones, es decir hacia abajo (seguidores), hacia arriba (superiores) y hacia los lados (otros líderes).

De la influencia que el líder tenga sobre su gente depende directamente la efectividad de la organización. Si éste es muy influyente sus seguidores harán todo lo posible por lograr los objetivos propuestos, mientras que si su nivel de influencia es débil solo harán lo mínimo necesario para mantener su trabajo, logrando apenas resultados mediocres y muy inferiores a los que podrían lograr.

Lo importante entonces es comprender que es lo que hace que un líder sea más o menos influyente sobre su gente y cómo se puede trabajar para aumentar el nivel actual de influencia. 

Pero primero veamos qué es exactamente la influencia y para ello debemos aprender a diferenciar dos conceptos ligados a la misma, pero de muy diferente índole, el poder y la autoridad.

Poder

Tener poder significa ser capaz de influir (líder) sobre otro (seguidor) en un determinado momento y circunstancia. El poder puede ejercerse sobre una sola persona o sobre muchas y se puede tener más o menos poder según quien sea el seguidor u objetivo del poder.

En definitiva, el poder es la capacidad de una persona de influir sobre otra para que tenga tal o cual actitud y determinada conducta en cierto momento y con un fin preciso.

Muchas veces se confunde poder con autoridad, creyendo que se trata de conceptos similares y hasta idénticos, pero nada más lejos de la realidad.

Se hace necesario distinguir entre poder y autoridad, ya que ésta última: a) está implícita en el puesto que ocupa la persona, no por ninguna característica especial de la persona; b) los subordinados aceptan esa autoridad, el individuo con autoridad, la ejerce y es obedecido porque tiene un derecho legitimado; y c) la autoridad se utiliza verticalmente y fluye de arriba abajo a lo largo de la jerarquía de una organización.

Sin duda alguna, el conocimiento de las relaciones de poder nos ayudará a conocer el peso específico que tiene cada persona en la organización. La evaluación de estas relaciones nos facilitará la evaluación de los efectos del impacto que puede tener cada persona.

Existen al menos cinco tipos de poder interpersonal, con sus correspondientes posibilidades de impacto.

  • Poder legitimado. Capacidad de una persona para influir en los demás debido a su posición. En teoría, los individuos al mismo nivel dentro de unas organizaciones tienen el mismo poder legitimado, pero cada uno lo ejerce de una manera especial. Este concepto es parecido al de autoridad. La cultura, la costumbre y los sistemas de valores de una organización determinan los límites del poder legitimado.
  •  Poder de recompensa. Tiene sus fuentes en la capacidad para recompensar la obediencia. Es utilizado para respaldar al poder legitimado. Si quienes deben obedecer valoran las recompensas potenciales o reales que les puede reportar la obediencia, responden a las peticiones, órdenes y tendencias.
  •  Poder coercitivo. Es el opuesto al anterior, en este caso los subordinados obedecen por temor. Aunque tiene bastantes efectos secundarios, todavía es bastante utilizado para lograr obediencia o corregir las conductas improductivas, sobre todo cuando se ordena a un número elevado de empleados.
  •  Poder experto. Lo tienen aquellos cuyas cualidades profesionales son muy valoradas. Estas personas tienen poder, independientemente de su categoría profesional. Puede ser un experto en materias técnicas, administrativas o personales. Cuanto más difícil sea sustituirlo mayor será su poder. Este poder es una característica personal, mientras que el poder legitimado, de recompensa y coercitivo vienen determinados por la organización.
  • Poder referencial. Muchos individuos son influidos por otra persona a causa de su personalidad o modo de conducirse. El carisma personal es la fuente de poder referencial. Carisma es un término utilizado para describir las personalidades que algunos denominan “magnéticas”.

El poder legitimado, recompensatorio y coercitivo surge de la organización, de la posición, del grupo formal o de modelos específicos de interacción. Por el contrario, el poder de experto y referencial va muy unido a la persona.

“Demostrar tu liderazgo significa que cuando surgen los problemas los enfrentas de una manera madura, racional y sincera, por muy molesto que te resulte” Robin S. Sharma.




Autoridad

La autoridad incluye los derechos y obligaciones que vienen con un cargo determinado dentro de una organización. La persona con autoridad tiene derecho a realizar peticiones que concuerden con su cargo y el hacedor de la petición se ve obligado a responder por el mismo motivo.

 La autoridad también confiere a quien la posee el derecho de controlar las acciones y los resultados de quienes están a sus órdenes.

De lo visto hasta aquí, deducimos que una persona puede tener autoridad sobre otra (conferida por su cargo), pero no es un líder, hasta que obtiene verdadero poder más allá de su puesto. Ese poder se lo otorgan sus seguidores, merced a la influencia que éste logre sobre los mismos. 

En definitiva, sin influencia no existe el poder.

Qué puede esperar un líder al ejercer influencia.

Según sea el grado de influencia sobre una persona serán también los resultados. Estos van desde mediocres hasta grandiosos y todo depende de cómo y cuánto influya el líder.

Por lo general las personas ante el intento de influencia de su líder responden de una de las tres maneras siguientes:
  • Se resisten.
  • Cumplen con la tarea especificada.
  • Se comprometen activamente.

Lo que el líder eficaz busca es el compromiso debido a que solo éste le dará el nivel de resultados por encima del promedio. Los grandes logros solo se obtienen con gente sumamente comprometida.

 ¿Cómo se canaliza la influencia?

Si analizamos como se produce la influencia llegaremos a la conclusión que depende de cómo el seguidor percibe a su líder, del contexto en el cuál se encuentra inserto y los motivos por los cuales se intenta influir.

Encontraremos al menos tres casos de canalización de la influencia:

Cumplimiento: Cuando el seguidor cumple con lo encomendado por temor a represalias, ser despedido o humillado. También cuando lo hace por una recompensa prometida al cumplimiento de la tarea.

Internalización: Cuando el seguidor considera la realización exitosa de la tarea como deseable para él y para sus compañeros, además de ser correcta y concordante con sus valores personales y los de la organización.

Identificación: Cuando el seguidor se identifica fuertemente con su líder, por carisma, respeto, conocimientos, habilidad. En este caso realiza la tarea más por quedar bien con su líder que por la tarea en sí. En estos casos el problema surge cuando se cambia al líder, el seguidor ya no trabaja más de la misma manera porque se le ha quitado su motivación principal.


Insight

Quien influye no pretende cambiar actitudes de tal o cual persona. Quien persuade sí, y se esfuerza en ello, y esta es la gran diferencia y, a su vez, la destreza que debemos adquirir para lograr la competencia impacto e influencia.

Dicho de otra forma, influir es incidir en el comportamiento de alguien logrando que haga algo, sin que nosotros forzosamente hubiésemos querido alcanzar ese comportamiento; persuadir supone la consecución también de un determinado comportamiento, con la diferencia que en este caso utilizamos cualquier estrategia de índole emocional con el fin de lograrlo, incluso en el caso de que la persona inicialmente no hubiese querido realizarlo. Con todo, cuando persuadimos también estamos influenciando, ya que este es el objetivo último de la persuasión.

Bibliografía

Cristian Nofri Kurt